¡Feliz culpa que mereció tal Redentor! nos recuerda el Pregón Pascual, es tal la alegría por la Resurrección del Señor que al cristiano le lleva a esta expresión. Celebramos el triunfo final del bien sobre el mal. Lo que era imposible es posible. La Cruz vacía anuncia el cumplimiento de la Promesa. Nuestra fe no es vana.
El triunfo final del amor se hace presente. La esperanza rebrota en el corazón de la persona, los cautivos encuentran la puerta de la libertad, los enfermos curan sus males, los niños son acogidos, las mesas compartidas, la Palabra vivida, la tierra se hace hogar de todos, … Cristo ha resucitado.
Si hay que debe caracterizar al cristiano es esa actitud de esperanza, mantener la tensión del que el cambio es posible, que en lo que hay maldad habrá bondad, que por encima del mal está el bien.
Tal vez, ahora más que nunca, es necesario que expresemos que la esperanza es posible.
¡¡Feliz Pascua de Resurrección!!
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